Si las orquídeas lloraran, llorarían por verte viva, por volver a ver tus labios olvidados en la cotidianidad de mis días.
Si el daguerrotipo de tu cara conservara aun un liviano halito de vida, un último aliento de esperanza, rompería el marco dorado del portarretratos en que está expuesto y lo guardaría en mi bolsillo para siempre, y no lo abandonaría sino para ir corriendo a encontrarme con tu alma límpida, que aguarda por mí con los brazos extendidos, dispuestos cual escalera de cuerda para ayudarme a subir por el precipicio que conduce al séptimo cielo.
¡Ay! no olvides nunca, que si las orquídeas lloraran, no hay duda, de que llorarían para recordarme de quien me he olvidado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario