Tengo 17 años y cuando tenía más o menos 11 tuve que escribir una historia para el colegio que debia estar ubicada en la edad media. Todavia no se me habia ocurrido nada y ya faltaba solo un dia para la fecha de entrega, cuando vi el comercial o el tráiler de una película (ya no recuerdo bien) que se trataba del Rey Arturo. Entonces, una inquietud surgió dentro de mí. No conocía muy bien la historia del Rey Arturo, ni siquiera estaba seguro de que fuera del Medioevo, lo único que sé es que me sentí inspirado. Me pregunté (sin saber siquiera si él había alguna vez existido): “¿Que sentiría él si supiese que casi un milenio después de haber muerto la gente sigue hablando de él?”. Ante este pensamiento me decidí a escribir una historia relacionada con él. Antes de empezar a escribir le pregunté a mí papa quien fue el Rey Arturo y él me respondió: Él no existió, es solo un personaje literario, alguien ficticio. Pero contrario a lo que muchos podrán pensar no me sentí desilusionado, porque entonces me dije: “quienquiera que haya escrito ese libro pasó a la historia”.
Escribí el cuento y lo entregue al día siguiente. Una semana después nos entregaron los trabajos revisados y con las respectivas calificaciones. Había obtenido un 97 sobre 100. Me sentí muy emocionado y, como era de costumbre en mi salón, la profesora aununcio quienes habían obtenido las tres calificaciones más altas, y resultó que yo había obtenido la mas alta. Jamás me había sentido tan orgulloso de mi mismo, supongo que no fue tanto por la calificación sino por la satisfacción de saber que había tenido éxito con algo que había disfrutado haciendo. Cuando terminó la clase la profesora me dijo: Nunca pares de escribir, tienes mucha imaginación. Sé que te preguntaras porque no sacaste 100 (en realidad no me lo preguntaba), no obtuviste esa calificación porque usaste un nombre que ya existía.
“Nunca pares de escribir”, bien supongo que había olvidado esa frase, ha pasado tanto tiempo que ya ni recordaba porque había empezado a escribir pero ahora vuelve a mi. Empecé a escribir porque no quería que lo que yo pensaba muriera conmigo, porque quería ser como aquel que escribió el libro de donde surgió el Rey Arturo. Porque quería expresar todo lo que sentía, plasmar todas mis preguntas y responderlas escribiendo. Y aun no puedo creer que después de 5 o 6 años de escribir y leer con tanto amor, estuve a punto de parar...
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