Agazapadas y anhelantes las gotas en el mutismo del sol,
la panza del estrato es escindida
para que se despeñen con melodía hasta su fin.
Silente espera el mugre a su mártir
y ¡PLAF!
los recién desposados ruedan tristes al desagüe.
Música oye el ciego,
febril es el aire que prosigue,
hiede a quebranto,
apoteósico teatro para el sordo.
Y las gotas suenan,
como notas cantan su golpiza,
chaparrón recibe el candor
gris, gris
es la sonrisa del yerto.
Inmóvil es el temblor de la hojarasca,
con autarquía rutila el rey del día
y desvelados son los pájaros
iridiscentes
que alzan en vuelo la parábola sublime.
TIC. PLAC. PLAAAC. PLOF.
DRIP. DROP.
TIIIC... ¡PLLLLIKKK!
Así va el adagio grave de las kamikazes postreras.
PLAF PLAF
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