El sueño ayuda a recobrar las energías perdidas a lo largo del día y por
ello es fundamental realizarlo de manera correcta. Aunque pueda llegar a
parecer innecesario, es muy importante la preparación previa a la acción culminante,
es decir, que antes de dormirse por completo se deben ejecutar apropiadamente ciertos pasos. El primero de
ellos es el de ponerse el pijama; para esto es conveniente tener más de uno,
pues la elección del adecuado dependerá inevitablemente de las circunstancias.
Si la habitación donde se halla la cama se encuentra a baja temperatura o
invadida por una brisa gélida, se debe optar por el uso de un pijama de tela
gruesa, que cubra todo el cuerpo (a excepción de la cabeza, las manos y los
pies, que siempre deben estar descubiertos); si por el contario, la temperatura
dentro de ella tiende a ser elevada, es mejor usar pijamas ligeros.
Una vez haya sido elegido el pijama, se debe proseguir con la elección de
las medias, la cual está indiscutiblemente supeditada a la primera, lo que
significa que si la noche es fría se deben usar medias abrigadoras y si la
noche es caliente se puede dormir sin ninguna.
El paso siguiente es tan importante como los dos primeros, ya que de él
depende la vida útil de nuestra cavidad bucal y sus componentes, que son
comúnmente denominados con el nombre de dientes, por lo que la persona se debe
parar frente al lavamanos, que debe estar preferiblemente ubicado debajo de un
espejo donde el sujeto pueda ver el reflejo de su rostro. Como suponemos que el
lector de estas instrucciones conoce el método adecuado para cepillarse los
dientes, omitiremos una innecesaria digresión, y procederemos a exponer el
siguiente paso, para el que es necesario el retorno a la habitación en la que
se va a dormir.
Ya dentro de la
habitación referida anteriormente, el lector debe situarse a un costado de la
cama y con una de sus manos asir uno de los extremos del tendido y halarlo
suavemente hacia el lado opuesto a la cabecera (delante de la cual irá ubicada
la cabeza) hasta abrir un resquicio diagonal por donde se introducirá el cuerpo
agotado de la persona. Este proceso también se debe realizar con las cobijas y
la sabana. Luego de que se haya finalizado ésta acción inaugural, la persona
debe sentarse en el lado descubierto y, levantando ambas piernas a la altura
del borde de la cama, virarlas de tal modo que queden sobre el colchón. Por
último, el sujeto debe descender el torso y la cabeza procurando que la nuca
repose sobre la almohada, mientras se recogen con las manos (en un movimiento
opuesto al hecho para descubrir el espacio donde ahora se halla la persona) la
sabana, las cobijas y el tendido hasta cubrir con ellas todo el cuerpo. Si todo
esto se ha ejecutado con exactitud, la persona solo debe cerrar los ojos y
procurar conseguir el sueño, para lo que se recomienda el conteo de ovejas ó la
reproducción de música apacible y lenta.