martes, 19 de julio de 2011

Lo que quiero yo en un pais

Fraternidad, igualdad y libertad.


Si yo fuese el presidente y fundador de una nación, mi gobierno estaría lo más alejado posible de la autarquía tiránica que caracteriza a los estados jóvenes. El éxito, así aun no se haya logrado, se encuentra en la práctica de la democracia. Una nación donde un solo individuo rige colectividades enteras, es una nación destinada a padecer de animadversión, de ambiciones sin escrúpulos, de disensiones conflictivas y de rebeliones sangrientas que sólo la llevaran a una paulatina autodestrucción. Por ello, mi país será una república democrática regulada por los resultados y los meritos, y no será, bajo ninguna circunstancia, una oleaginosa oligarquía en busca de la concentración despiadada de los recursos nacionales, propiedad de todos y cada uno de sus habitantes, contrario a lo que creen los empresarios imperialistas que han llevado el capitalismo hasta sus últimas consecuencias.
En cuanto a la disposición geográfica, el país tendrá el tamaño ideal: una superficie equivalente al estado de Texas sumado al de Oklahoma. Deberá tener, necesariamente, dos salidas al mar y una considerable cantidad de ríos navegables para generar un desarrollo equitativo en la nación, pues, basándonos en el pensamiento de Adam Smith, el progreso girará en torno a sus futuras zonas costeras y vías fluviales. La capital deberá estar lo más cerca posible al centro del territorio nacional y deberá estar resguardada por altas montañas en uno de sus flancos, desde donde se podrá vigilar y planificar el desarrollo progresivo de la urbe. Asimismo, la organización política será de carácter federalista, alejada del centralismo miope que conlleva al progreso asimétrico de las regiones. En cuanto a las políticas económicas, debo recalcar que serán de tipo capitalista y liberal, pero controladas por rigurosas normas de tendencias socialistas enfocadas en el control de la distribución interna del capital y no del flujo internacional del mismo, lo que permitirá una mejor repartición del dinero y sus beneficios, sin restringir en ningún momento el crecimiento de la propiedad privada y de la industria.
Se protegerá especialmente a la agricultura y a la ganadería, y se fomentará la industrialización del país. Con el dinero recaudado a través de los impuestos, se invertirá en infraestructura y cobertura educativa, lo cual impulsará la inversión extranjera en el país y asegurará su posterior desarrollo. También se destinará una porción considerable a la conservación del medio ambiente, a la promoción de actividades culturales, y a la investigación científica y tecnológica; todo esto con el fin de promover el hallazgo y descubrimiento de nuevos medios que faciliten y mejoren la vida de los habitantes del país y, si es posible, del mundo.